Una libreta que tiene mucha punta; llena de lápices.
Pero lo más… “distinto”, el cierre.
Se me ocurrió utilizar un imán. Y a partir de ese momento, la cabeza, a trabajar.
¡Arggggg!
¡Ya tenemos incrustado el imán!
Ahora, forramos las tapas como siempre, teniendo en cuenta donde hemos colocado el imán.

En la tapa trasera, antes de forrarla por dentro; debemos recordar pegar el acetato que llevará el imán de cierre.